Hablar de Alejandro Otero es referirse a uno de los más grandes artistas plásticos que tuvo Venezuela durante el siglo XX. Ya sea con sus pinturas, esculturas o vitrales, Otero se convirtió en un creador destacado que logró reinterpretar el uso del espacio y la luz a través de sus numerosas obras.

Su origen humilde no le impidió surgir en este ámbito, para así dejar su huella como renovador en el arte contemporáneo.

El Premio Nacional de Pintura y el Premio Nacional de Artes Aplicadas, ambos en el Salón Oficial de Arte Venezolano, de 1958 y 1964 respectivamente; el Primer premio del II Salón Interamericano de Pintura, Barranquilla (Colombia); y la mención honorífica de la V Bienal de Sâo Paulo (Brasil) en 1959, son algunos de los reconocimientos que recibió a lo largo de una trayectoria que se paseó en el campo de lo irreverente y lo crítico.

Tras su muerte ocurrida en Caracas l 13 de agosto de 1990, la Fundación Museo de Arte La Rinconada asumió, por decreto presidencial, el nombre de Fundación Museo de Artes Visuales Alejandro Otero.

 

Mural de Alejandro Otero en la Biblioteca de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela (1954)